Es una responsabilidad inmensa para todos los padres y tutores enseñar valores y lecciones de vida a los más jóvenes. Y una forma divertida y muy práctica es a través de fábulas cortas.
Todos estamos expuestos constantemente a mucha información. Desafortunadamente, hay mucha desinformación e información nociva. Y es ahí cuando deben estar los adultos responsables; aconsejando y guiando a las nuevas generaciones para que absorban lo mejor.
Cómo dije antes, una forma de hacerlo es a través de fábulas cortas. Así que empecemos viendo, en caso que no lo tengas tan claro, qué es una fábula.
Qué es una fábula.
La fábula es un género literario que se caracteriza por ser una historia de ficción concisa, en verso o en prosa, que tiene una lección moral y cuyos protagonistas son animales, plantas, objetos inanimados o seres sobrenaturales que tienen cualidades humanas.
Y es precisamente por esa lección, por esas moralejas para niños, que las fábulas y/o las fábulas cortas son una gran herramienta. Además, ¡es mucho más fácil transmitir mensajes mediante historias!
Sin más preámbulo, a continuación encontrarás 20 fábulas cortas con moraleja para niños:
20 Fábulas cortas con moraleja para niños.
La hormiga y la paloma.
Una hormiga fue a la orilla de un río para saciar su sed, y siendo arrastrada por el torrente de la corriente, estaba a punto de ahogarse.
Una paloma sentada en un árbol dejó caer una hoja al arrollo. La hormiga se subió en la hoja y flotó a salvo hasta la orilla.
Después llegó un cazador de pájaros, se paró debajo del árbol y se preparó para cazar a la Paloma. La hormiga, al percibir su designio, le picó en el pie. El dolor del cazador hizo que la paloma se diera cuenta de todo y se fuera volando.
Moraleja: Una buena acción merece otra.
Esta es una de las fábulas cortas más reconocidas de Esopo, si quieres saber más sobre él, puedes hacer click aquí.
El avaro y el envidioso.
Esta es una de las fábulas cortas que tiene mensajes más profundos. Dos vecinos se presentaron ante el dios Júpiter y le rogaron que les concediera su más profundo deseo. Uno estaba lleno de avaricia, al otro lo carcomía la envidia.
Entonces, para castigarlos a ambos, Júpiter concedió que cada uno pudiera tener lo que quisiera para sí mismo, pero solo con la condición que su vecino tuviera el doble.
El avaro quería una habitación llena de oro. Dicho y hecho; pero toda su alegría se convirtió en dolor cuando descubrió que su vecino tenía dos cuartos llenos del metal precioso.
Luego vino el turno del envidioso, que no soportaba pensar que su vecino tuviera alegría alguna. Entonces pidió ser tuerto, solo para que su vecino fuera totalmente ciego.
Moraleja: Los vicios son su propio castigo.
El oso y los dos viajeros.
Dos hombres viajaban juntos, cuando de repente un oso los encontró en su camino.
Uno de ellos trepó rápidamente a un árbol y se escondió en las ramas. El otro, viendo que iba a ser atacado cayó al suelo. Cuando llegó el oso y lo palpó con el hocico y lo olió por todas partes, sostuvo su aliento, y fingió estar muerto tanto como pudo. Finalmente el oso se fue.
Inmediatamente el otro viajero descendió del árbol y a manera de chiste le preguntó a su amigo qué era lo que el Oso le había susurrado al oído. «El me dio esto consejo», respondió su compañero: «Nunca viajes con un amigo que te abandona ante el peligro».
Moraleja: La desgracia pone a prueba la sinceridad de los amigos.
El asno y su comprador.
Un hombre deseaba comprar un asno y acordó con el vendedor que debería probar el animal antes de comprarlo. Llevó el asno a casa y lo puso en el patio de paja con sus otros Asnos.
Al poco tiempo, el nuevo asno dejó a los demás y se unió al asno más ocioso que más comía. Al ver esto, el hombre le puso un cabestro y lo condujo de regreso al vendedor.
Al preguntarle por qué en tan poco tiempo había terminado la prueba, el comprador respondió: «No necesito probar; sé que será igual al que eligió como compañero».
Moraleja: Un hombre es conocido por la compañía que mantiene.
El niño y las avellanas.
Un niño metió la mano en una jarra llena de avellanas. Agarró tantas como podía, pero cuando intentó sacar su mano, tenía tantas avellanas que no pudo.
Decidido a no perder sus avellanas y, sin embargo, incapaz de sacar la mano, rompió a llorar y lamentó amargamente su decepción. Un transeúnte le dijo: «Siéntete satisfecho con la mitad y fácilmente sacarás tu mano».
Moraleja: No intentes demasiado a la vez.
El cangrejo y su madre.
La mamá cangrejo le dijo a su hijo: «¿Por qué caminas de lado, hijo mío? Es mucho más apropiado caminar hacia adelante».
El joven cangrejo respondió: «Muy cierto, querida Madre; si me muestras como hacerlo, te prometo intentarlo». La Madre probó en vanidosos intentos, pero fue en vano. Finalmente comprendió lo mal que estuvo buscar esas fallas en su hijo.
Moraleja: El ejemplo es más efectivo que el mandato.
El cuervo y el cántaro.
Un cuervo, casi muerto de sed, encontró un cántaro lleno de agua; pero cuando el Cuervo puso su pico en el boca del cántaro, se dio cuenta que había poca agua y que su pico no alcanzaba.
Lo intentó y lo intentó, pero finalmente tuvo que rendirse desesperado. Entonces se le ocurrió una idea, tomó una piedra y la dejó caer en el cántaro, luego tomó otra e hizo lo mismo; y repitió el proceso muchas veces.
Después de todo el esfuerzo, el agua ya había subido lo suficiente para poder tomarla, así pudo apagar su sed y salvar su vida.
Moraleja: Las grandes metas requieren de pequeños pasos.
Los monos bailarines.
Un príncipe hizo que algunos monos fueran entrenados para bailar. Al ser naturalmente grandes imitadores del hombre, se mostraron muy aptos, y cuando estaban ataviados con sus ropas y máscaras, bailaban tan bien como cualquiera de los cortesanos.
El espectáculo fue digno de grandes aplausos, hasta que en una ocasión un cortesano, empeñado en hacer travesuras, sacó del bolsillo un puñado de nueces y los arrojó al escenario.
Los monos, al ver la nueces olvidaron su baile y se convirtieron (como de hecho lo eran) en monos en lugar de actores. Quitándose las máscaras y rasgando sus túnicas, lucharon entre sí por las nueces. El baile llegó a su fin en medio de la risa y el ridículo de la audiencia.
Moraleja: «No todo lo que ves es lo que parece».
El pavo real y Juno.
Esta es una de las fábulas cortas menos reconocidas, pero que dejan un gran mensaje. El pavo real estaba celoso del ruiseñor porque quería cantar también como él. Cuando intentaba cantar, todo el mundo se reía.
Decepcionado, el pavo real se acercó a la diosa romana Juno y le pidió una voz tan hermosa como la del ruiseñor. Juno se negó y le dijo al pavo real que, al igual que a él se le otorgó belleza, al ruiseñor se le dio una hermosa voz, al águila fuerza, y demás. Finalmente juno le dijo al pavo real que cada uno era único a su manera.
Moraleja: Aprovecha tus fortalezas, no puedes sobresalir en todo.
La liebre y la tortuga.
Cansada de escuchar a la liebre alardear sobre su velocidad , una tortuga la desafió a una carrera.
La liebre, con exceso de confianza aceptó el desafío y corrió lo más rápido que pudo. Pronto se cansó y decidió descansar, pensando que tenía mucho tiempo para relajarse antes de que la tortuga pudiera alcanzarla.
Mientras tanto, la tortuga siguió caminando lentamente hasta llegar a la meta. La liebre se había quedado dormida, y cuando despertó, se dio cuenta que una lenta tortuga le había ganado la carrera.
Moraleja: La constancia gana las carrera.
Antes de ver más fábulas cortas, me gustaría pedirte un favor. Simplemente vota de 1 a 5 para saber qué tal te ha parecido este artículo de fábulas cortas hasta ahora. ¡Muchas gracias!
Las dos cabras.
Un día, dos cabras intentaban pasar un puente estrecho y débil que cruzaba el río. Las cabras estaban en ambos extremos del puente, pero ninguna estaba dispuesta a dejar paso a la otra.
Cuando llegaron al centro del puente comenzaron a pelear por quién debía cruzar primero. Mientras luchaban sin pensar, el puente cedió y las dos cabras cayeron al río.
Moraleja: Es mejor ceder que caer en la desgracia por terquedad.
El zorro y las uvas.
Si buscas fábulas cortas con moralejas increíbles, esta te va a encantar.En un caluroso día de verano, un zorro llega a un huerto y ve un racimo de uvas maduras. Piensa: «Justo lo que necesito para saciar mi sed». Retrocede unos pasos, corre y salta, pero no alcanza las uvas.
Intenta de diferentes formas llegar al racimo de uvas, pero en vano. Finalmente se da por vencido y se dice a sí mismo: «De todos modos, estoy seguro de que están amargas».
Moraleja: Es fácil despreciar lo que no puedes conseguir.
El león y el jabalí.
Fue un caluroso día de verano. Un león y un jabalí llegaron a un pequeño cuerpo de agua para beber. Empezaron a discutir y pelear sobre quién debería beber primero.
Después de un tiempo, estaban tan cansados que les toco detenerse para respirar, y en ese momento vieron buitre volando sobre ellos. Pronto se dieron cuenta que los buitres estaban esperando que uno, o ambos, cayeran al piso agotados para darse un festín con ellos.
El león y el jabalí decidieron que lo mejor era reconciliarse y ser amigos, en lugar de seguir luchando y convertirse en comida para buitres. Así que juntos bebieron el agua y siguieron sus caminos.
Moraleja: Aquellos que se esfuerzan demás, a menudo son observados por otros para aprovechar su derrota.
La hormiga y el saltamontes.
Era un día agradable y el saltamontes estaba de buen humor, cantando y bailando, cuando vio una hormiga que lleva un grano de maíz pesado a su nido.
El saltamontes le pidió a la hormiga que se uniera a él para divertirse, en lugar de trabajar así. La hormiga le dijo que se está preparando para el invierno, cuando la comida escasea. El saltamontes le respondió que no es necesario pensar tanto en el futuro, cuando el presente era tan bueno.
Pronto comenzó el invierno y el saltamontes no tenía comida para sobrevivir, mientras que las hormigas disfrutaban del maíz en el calor de su nido.
Moraleja: Es mejor prepararse para los días difíciles.
Un asno con piel de león.
Un día, un asno tropezó con la piel de un león que los cazadores dejaron secando. Se la puso y caminó hacia la jungla, asustando a los animales y a las personas en su camino.
El asno estaba muy orgulloso de sí mismo ese día y rebuznó con alegría. De inmediato, todos supieron que era un asno con piel de león. Le dieron una buena paliza por asustarlos. El zorro luego se acerca al burro herido y le dice: «Sabía que eras tú por tu voz».
Moraleja: La ropa fina puede disfrazar, pero las palabras tontas revelan a un tonto.
El perro y su sombra.
Un perro encontró un trozo de carne un día. Mientras caminaba a casa, tuvo que cruzar un puente sobre un arroyo. Mientras caminaba, vio su reflejo en el agua y pensó que era otro perro con un trozo de carne.
El perro se puso codicioso y decidió quedarse con esa carne también. Le ladró al reflejo, y tan pronto como abrió la boca, su trozo de carne cayó al agua y desapareció.
Moraleja: Ten cuidado de no perder lo tuyo por enfrentarte a algo que no existe.
El león y el ratón.
Un león dormía profundamente en la jungla cuando un ratón comenzó a correr sobre él. El león estaba enojado porque el ratón había perturbado su sueño y estaba a punto de aplastarlo con su pata.
El ratón le rogó al león que lo perdonara, diciendo que algún día podría ser de ayuda. El león se rió y se alejó.
Poco después, el león quedó atrapado en la red de un cazador. El ratoncito pasaba y vio al león. Inmediatamente rompió la red con sus afilados dientes y rescató al león.
Moraleja: Los pequeños amigos pueden llegar a ser grandes amigos.
El asno, el zorro y el león.
Dos socios, el asno y el zorro, van a un bosque a buscar comida. En su camino, se encuentran con un león. El astuto zorro le promete al león que puede comerse al asno, pero le pide que le perdone la vida.
Juntos, engañan al asno para que caiga en un pozo. Tan pronto como atraparon al asno, el león salta sobre el zorro, lo mata y termina comiéndolos a los dos.
Moraleja: Los traidores terminan siendo traicionados.
El zorro sin cola.
Un día, un zorro tiene la cola atrapada en la trampa de un cazador. Entra en pánico e intenta liberarse tirando lo más fuerte posible. En el intento, pierde la cola por completo.
Sin cola, se siente avergonzado de encontrarse con sus compañeros zorros. Temeroso de que los demás se rían de él por no tener cola, el zorro se le ocurre un plan.
Convoca una reunión y les dice a los otros zorros que deben quitarse la cola, ya que son inútiles y también facilitan que el enemigo los atrape. Cuando escuchó eso, el jefe zorro respondió: «No creo que nos pedirías que nos deshagamos de nuestras elegantes colas si no hubieras perdido la tuya».
Moraleja: No escuches los consejos de quien busca rebajarte a su propio nivel.
El zorro y el cuervo.
Un zorro ve un cuervo que lleva un trozo de queso a la copa de un árbol. Así que decide conseguir el queso.
Se acerca al árbol y comienza a elogiar al cuervo, diciéndole que puede cantar mejor que todas las aves. Al escuchar esto, el cuervo sonríe con orgullo e intenta cantar. Pero apenas abrió el pico el queso cayo; el zorro lo recogió y se fue.
Moraleja: No te fíes de los aduladores.
Conclusión de Fábulas cortas.
Estás fábulas cortas con moraleja son una excelente alternativa para pasar un rato de calidad con tus hijos, y en definitiva, enseñarles valores que puedan moldear su forma de ver el mundo.
En nuestras manos está dejar un mejor mundo para las próximas generaciones, y formarlas para que piensen en dejar el mundo mejor de lo que lo encontraron. Y creo que es imposible hacerlo si nos les transmitimos los valores necesarios.
Esperamos que estas fábulas cortas te sean de gran utilidad : )
También te puede interesar:
- 101 Frases para fotos que puedes usar en Instagram y Facebook.
- Tipos de familias: ¿Cuál de estas es la tuya?
- 79 Frases de Buda sobre la espiritualidad, felicidad y amor propio.